martes, 31 de diciembre de 2013

¿Uvas o Mandarinas?




Se acerca el 2014 y ¡hay que celebrarlo! Sin embargo, esta noche la tengo pillada con los amigos y las campanadas en Sol no pueden ser así que fui... al ensayo. Pero no ese rollo de Neox, sino las campanadas de las 12... de la mañana. Porque si la noche es para los amigos, la mañana se la reservo a la familia. Había niños, padres, extranjeros... Y también jóvenes, bastantes en realidad, porque una copita de champán barato y un beso al dar las 12 no entiende de edades.








Eso sí, nada de uvas. Las uvas de la suerte están reservadas para la noche, no peques de avaricioso y le robes la suerte al de al lado. ¿Las más populares? ¡Mandarinas! A cada campanada, un gajo. Ahora os pregunto yo:
¿mandarinas o uvas? ¿uvas o mandarinas?



Ya sea una o la otra, ¡o si quieres lacasitos! En la Puerta del Sol, en tu casa, en la calle, con la familia, con los amigos; lo importante es ir con los mejores deseos y la mejor compañía.



Este 2014 lo quiero celebrar... ¡contigo!









lunes, 16 de diciembre de 2013

La atracción de los opuestos



Ella es positiva,
mágica y esquiva.
Él es negativo,
rudo y posesivo.


Ella tiene miedo,
está fuera de juego.
Él tienta a la suerte,
es un hombre fuerte.


Ella es más
y él es menos.
Ella es aire
y él es fuego.






Ella vuela alto,
surcando los cielos.
Él vive en el mundo,
los pies en el suelo


Un encuentro casual,
casi un atropello.
Cruzando miradas
Donde el cielo roza el suelo.


Menos y más,
son los dos extremos,
los polos de un imán,
la atracción de los opuestos.











martes, 10 de diciembre de 2013

Juego de Caballeros, el thriller de misterio definitivo



No sé si conoceréis a Joanne Harris, los que sí sabréis que es una de las escritoras de ficción con toques mágicos más importante de los últimos años. Su obra más importante, Chocolat, fue llevada con gran éxito a la gran pantalla, pese a no ser igual con su segunda y tercera parte (publicada recientemente).


De todos sus libros, hoy vengo a hablaros de una me mis últimas lecturas que, discreta pero definitivamente, se ha metido entre mis favoritos. Se trata de Juego de Caballeros, una intrigante novela que, cual cebolla, tiene capas sobre capas y, siempre que crees haber llegado a la última, te das cuenta de que el misterio es mucho más profundo de lo que puede parecer. Y eso me encanta, adoro que el autor juegue conmigo de esa manera. Quiero sorpresas, giros en la trama y un final que me deje con la boca abierta.

Este libro, pese a salirse de mi género habitual (fantástico), es un soplo de aire fresco que realmente cambia tu forma de ver la vida, al menos por unos días. Y te deja con un sabor agridulce en la boca, el de haber sido engañado y reconocer la superioridad del autor en todo momento. Sientes la necesidad de hacer una reverencia, virtual o no. Y entonces corres a leértelo por segunda vez y disfrutar de todos los detalles que pasaste por alto.




Y a vosotros que, ¿os gusta ser engañados por los magos de la palabra?






En el prestigioso colegio St. Oswald, en el norte de Inglaterra, acaba de inaugurarse el nuevo curso escolar. Un curso que va a ser especial, ya que las rancias y adormecidas aulas se han visto inundadas de aires de cambio gracias a la incorporación de muchos avances tecnológicos. Los profesores, que siempre habían ejercido su oficio de la forma más tradicional, deberán olvidar los antiguos métodos para adaptarse a los tiempos. Es una renovación que a algunos, como el viejo profesor de latín Roy Straitley, les viene grande. Straitley se siente marginado, no sabe utilizar un ordenador y quizá tenga que plantearse la jubilación, aunque St. Oswald lo haya significado todo en su vida. 

Pero no será esto lo único que perturbe el ambiente escolar. Bajo las pequeñas rivalidades y discusiones triviales que se dan cada día subyace algo mucho más peligroso: un rencor amargo y profundo, que ha permanecido oculto durante trece años y que está a punto de estallar. Sin quererlo, el profesor Straitley va a ser el detonante y la primera víctima. Porque lo que había comenzado como una broma pesada iba a abrir las puertas al pasado... y a la muerte.



--------------------------------------------------------------------



Lo más curioso de todo, es que si intento contaros algo del libro sin estropearos el resto... ¡es imposible! El misterio está presente de la primera página a la última y ni siquiera puedo describiros a los personajes porque todos ellos esconden sus historias. El caso es que, de describíroslos, os los mostraría como se conocen en las primeras páginas; pero entonces yo, al saber su verdadera cara, os estaría mintiendo también. Por tanto, me he decidido por contaros lo justo y necesario, confiando en que os llame suficientemente la atención como para que le deis una oportunidad.

Otra cosa interesante es su relación con el ajedrez, un juego de estrategia e inteligencia, dos características propias de Juego de Caballeros. El libro entero es una partida gigante, siendo cada personaje una ficha del tablero. Algunas relaciones son muy evidentes, como en el caso de Knight y Bishop (caballo y alfil respectivamente), y otras se van desvelando a lo largo de las páginas. Nadie se libra en esta batalla campal, de honor, sangre, nobleza, huesos y prejuicios; sobre un fondo en blanco y negro.





¿El objetivo? St. Oswald, la célebre y exclusiva escuela para chicos; con sus luces y sus sombras. Por los pasillos puedes ver las lustrosas fotografías de jóvenes serios e ilustres, orgullo de la escuela; pero no olvides que cada rincón esconde sus fantasmas y retazos de sus almas nostálgicas se han quedado adheridos a cada pupitre, taquilla o gárgola del tejado. Y sin embargo, los profesores más antiguos, como el anciano Straitley han aprendido a amar esos fantasmas como a sus hijos, en una extraña mezcolanza de sentimiento de culpa y amor. 



Porque sí, es el caso, St. Oswald tiene vida propia. Es un árbol robusto y antiguo, con lustrosas manzanas carmín y frutas podridas en igual parte; que cuida de los suyos y se protege de los demás, llegando a tocar el cielo con sus ramas más altas. Lo cierto es que, si lo pienso, la verdadera protagonista de este libro es St. Oswald y su presencia omnisciente se puede saborear en cada diálogo. Creo que es la primera vez que me encuentro con una novela en la que el lugar físico de la acción cobra tanto protagonismo... Una opción novedosa e interesante, ¿no creéis?






Os invito de todo corazón a darle una oportunidad a Juego de Caballeros porque se trata, sin lugar a dudas, del mejor libro que he leído este 2013.